sábado, 7 de agosto de 2010

Juego de niños

Era un día soleado. En un pequeño jardín había dos niños sentados, uno enfrente del otro.
-¿Quieres ser mi novio?-preguntó Alba, deprisa.
-Mmm… Vale.-aceptó Alex, dudando-. ¿Tengo que hacer algo?
-Bueno… los novios normalmente se besan.
-¿Quieres que te de un beso, entonces?-Alba asintió. El niño se acercó a ella, y le dio un rápido beso en la cara.
-¡Pero ahí no!-protestó la niña, enfadada-. Tiene que ser un beso de novios, en la boca.-Alex abrió mucho los ojos, sorprendido.
-¡¿Tengo que darte un beso en la boca?!
-Sí.-respondió enérgicamente Alba.
-Pues entonces no quiero ser tu novio.
-¡Sí que vas a ser mi novio!-tras decir esto, se acercó a Alex y le cogió la mano-. Mira, te estoy dando la mano, los novios se cogen de la mano, así que tú y yo somos novios.-a Alex no le convenció esa explicación: cuando iban por la calle, su madre siempre le daba la mano, y estaba clarísimo que su madre no era su novia. Se lo dijo a Alba, que le respondió así:
-¡Claro, tonto! Porque las madres también dan la mano a sus hijos. Pero yo no soy tu madre, así que tengo que ser tu novia. ¡Venga, dame un beso de novios!-Alex se decidió a dárselo, aunque fuese sólo para que Alba le dejase en paz. Se acercó a ella, cerró con fuerza los ojos, y en cuanto sus labios tocaron los de la niña, se separó como movido por un resorte. Alba pareció quedarse pensando un rato.
-Bueno…-dijo, al fin-. No ha estado mal. Pero hay que mejorarlo, así que tendremos que practicar ¿vale?
A Alex no le gustó mucho esa idea, pero decidió que protestar no serviría de nada. Así que, aprovechando que había llegado la hora de cenar, se levantó del suelo, se despidió de Alba, y salió de aquel jardín, en dirección a su casa.

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