sábado, 18 de septiembre de 2010

Sueño cambiante

Tranquilamente dormida, con una enorme sonrisa en su cara, Samantha disfrutaba de un agradable sueño.
Había un campo, adornado por miles de rojas amapolas, por el que la chica corría y reía, mientras sentía el sol en la cara. A lo lejos oía el agradable sonido de las aguas de un río, se acercó a él, y se tumbó allí mirando al cielo, intentando descifrar las formas de las nubes. Allí había un caballo… ¡no! era un ciervo. También había una flor. ¡Y una nube con forma de nube! Algo más alejada, vio una con forma de perro, le recordaba al de su prima. El viento movió la nube, deformando el gracioso perro. Su boca se abrió en un ademán amenazador. Samantha vio como se le formaban un par de garras. Y entonces el cielo empezó a volverse gris.
A su alrededor ya no había campo ni amapolas, sólo se veía el desolador paisaje de un bosque quemado. Samantha corrió, intentando alejarse de allí, pero entonces una enorme bestia se interpuso en su camino. Estaba formada de humo; era el gracioso perro de la nube que se había transformado en monstruo ante los ojos de la chica, en el momento en que su sueño se había tornado en pesadilla.
Samantha siguió corriendo y corriendo hasta que ya no pudo más. Entonces se encontró con que el paisaje a su alrededor había cambiado de nuevo. Ya no se encontraba en un bosque quemado; ahora estaba en mitad de un puente colgante de madera, con muchos de los tablones que lo formaban podridos, en equilibrio sobre un mar de lava.
“No mires abajo, no mires abajo”, se dijo a sí misma. Pero no fue capaz de seguir su propio consejo. Y en cuanto miró abajo, movida por el pánico, dio un paso hacia un lado que provocó la rotura de uno de los tablones. Samantha cayó al vacío, con un largo grito. Cuando estaba a punto de llegar a la lava, se incorporó repentinamente en su cama, respirando agitadamente y comprobando que estaba en su habitación.
“Menos mal… sólo era una pesadilla”.

3 comentarios:

  1. es increible como se trasnforman los sueños en pesadilla!

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  2. En cualquier caso, aún cuando los sueños se puedan tornar en pesadillas, vale la pena soñar. Lo mismo pasa con la vida, aún cuando se ponga complicado el juego a veces, vale la pena jugar. Besos con olor a lavanda.

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  3. Irune: Y sin darte cuenta, como si fuera lo más natural del mundo :)

    Lisset: Claro que sí. Soñar y vivir siempre valen la pena.

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